24 mayo 2009

CÓMO CERRAR UNA PUERTA

Mi madre es especial. Los dos lo son, aunque hoy le haya tocado el turno a ella.

Hace veintidós años consiguió contagiarnos su optimismo abriendo una nueva puerta. La pintó de verde porque es el color de "la Esperanza" y porque su optimismo le impedía verla de otra manera.

Bromeábamos contándole cómo sería la cárcel. Le llevaríamos un bocata con una lima dentro cuando le surgieran problemas, pero si no pudo frenarla una operación repetida de cadera, un par de ellas de tobillo, otras dos de columna, dos de bocio y cinco partos, tampoco un montón de papeleos y trabas lo consiguieron, pues menuda es...

Empujó con las dos manos y con toda la energía y la ilusión con la que siempre hace las cosas. Entonces todo se llenó de luz, como si hubiera pronunciado un “ábrete, Sésamo” en la mejor sesión de cine que yo haya visto nunca.

Detrás pasó mucha gente que participó de ese optimismo y de la bocanada de aire fresco que se ha mantenido entre cuatro paredes durante todo este tiempo.
Y al lado, como siempre, mi padre, dos piezas de puzle que encajan perfectamente.

Hoy, con unas cuantas canas más, noches de insomnio, sonrisas y mucho trabajo a la espalda, ha decidido cerrarla para descansar y vivir otra etapa, pero es duro dejar de mirar a través de una ventana por la que entra tanta luz, es duro despedirse.

Ella cree que sus ilusiones de estos años se vienen abajo como un castillo de naipes al que alguien quita una carta. La miro y veo una lágrima resbalando por su mejilla. Finge que le ha entrado un mosquito en el ojo y cambia de tema. Es dura.

Me gustaría decirle algo que la aliviara, a todos nos gustaría, cada uno a nuestra manera, pero es difícil encontrar un bálsamo mientras el chatarrero carga en una vieja furgoneta pedacitos de su historia.
Si supiera cómo, le daría las gracias por todo lo que me ha dado a mí y a los míos y le contaría lo orgullosa que estoy de lo que he mamado…pero hoy está vacío mi saquito de palabras y sé que le diga lo que le diga, lo habrá adivinado antes, porque ella es especial y demuestra cada día cómo llegar a serlo.

Entre todos le ayudaremos a pronunciar las palabras mágicas…”ciérrate, Sésamo”.

(el fimo lo hizo Evilla...gracias por tu grano de arena)
Si quieres llevarte bien con las hadas, no copies textos sin permiso.
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