24 agosto 2010

Soledad

Sebastián quitó los lazos con cuidado y fue abriendo la caja despacio mientras susurraba frases de amor que había ido anotando días atrás en una servilleta de papel.

Lola miraba hacia el infinito, arrugada. Se la acercó al pecho. Olía a niño, a juguete nuevo y a caramelo de fresa.

Encontró en su nuca el huequito que le daría vida, quitó el tapón y fue soplando, suave, hasta que la muñeca ocupó en el sofá casi el mismo espacio que él. La vistió con algunas cosas que le había comprado y la llevó de la mano a su cama.

Ahora Lola miraba al techo y Sebastián le dio un beso en la frente antes de arroparla.

- Bienvenida a casa, cariño. Descansa tranquila, ya no volverás a dormir sola.

Cuando salió de la habitación, le pareció que ella contestaba con una sonrisa.
Si quieres llevarte bien con las hadas, no copies textos sin permiso.
Diseño de Joaquín Bernal • Ilustración de Sara Fernández Free counter and web stats