27 octubre 2009

Creciendo


De un tiempo a esta parte, escucho una voz crítica que se empeña en hacerme crecer. Ya ves tú, a estas alturas de mi vida – le digo- como no lo haga a lo ancho…, pero soy supersticiosa con los avisos y me pongo a pensar en las distintas acepciones que tiene ese verbo.

Uno crece cuando deja atrás las cosas que le hacen pequeño, cuando cruza solo, cuando se alimenta y cuando amplía sus perspectivas. En el lado opuesto, alguien que deja de nutrirse, muere, o se convierte en algo inanimado y gris. Nunca me gustó ese color.

Si en un blog de relatos se dejan de añadir cuentos, se pierde el sentido de algo, aunque esas historias puedan crecer dentro de un sobre lacrado o dibujando sonrisas sobre un escenario. O no…

No he decidido si quiero hacerlo, si soy capaz de desprenderme de todo lo que he encontrado a cambio de algo que ni siquiera conozco. Puede que sea el síndrome de Peter Pan, el miedo a volar o el temor de sentirme sola, no lo sé.

Mientras me lo pienso, camino sola y subo el volumen de la música, hago tachones rosas en una libreta y sueño con que las voces que escucho las susurra Sabina a ritmo de blues.
07 octubre 2009

Me gusta - no me gusta: buen comienzo


Lo peor del primer día de clase son los nervios.

Intento que no se me noten, pero tengo la sensación de que todo el mundo sabe más que yo y me pregunto si estaré a la altura, no a la altura de lo que los demás esperen, sino a la de lo que YO pretendo sacar de mí.

En las presentaciones, me limito a observar y escuchar. No sé si me habré equivocado de grupo –espero que no-, porque todos leen mucho y escriben más a pesar de que apenas tienen tiempo para hacerlo. Por suerte, no les gusta Bucay, Coelho ni Lucía Etxebarría, estamos salvados.

Superado eso…pues un “clásico” para romper el hielo y empezar con el desbloqueo: el ejercicio de “me gusta-no me gusta”, o lo que es lo mismo: vomitona de ideas durante quince minutos sobre las cosas que nos dibujan sonrisas y las que no.

Cuando el profesor invita a que intervengamos, pienso en algún truco que me convierta en invisible, repito una frase en bajo, miro a mi compi como si fuera un salvavidas, pero nada, no funciona, ningún año lo ha hecho, así que pido disculpas alegando la vergüenza del principiante y me pregunto por qué no me habré apuntado a un curso on line en el que parapetarme detrás de la pantalla de mi ordenador.

Trato de no pensar demasiado, cojo mi bolígrafo y empiezo a hacer garabatos sobre el papel…:

Me gusta la luz por la mañana, despertarme cuando el sol me da en la cara y mirar los dibujos que hace en la pared con los visillos. Cuando todos duermen aún, me levanto y camino descalza sobre la casa olvidando un pie dolorido.

No me gusta entrar en la habitación de mi hijo mayo y ver su cama vacía, porque la boca se me seca repitiendo su nombre en bajito y pienso si le habrá pasado algo.

Me gusta la arena de la playa cuando aún está fría, el viendo sur en la cara cuando amanece en las dunas y solo tres o cuatro pirados nos damos los buenos días con la excusa de pasear a nuestros perros.

Me gusta mirarte, leer en alto y saber que sigues esperando siempre el final de mi mejor cuento animándome al terminar para que escriba el siguiente.

Me gusta beber cerveza helada con mi hermana, la sonrisa de mi pequeño, los pendientes divertidos y los colores fuertes del arco iris.

No me gustan los gritos, ni el algodón dulce, ni los tacones, la ropa gris y los empujones en el metro.

Me gusta creerme dueña de mi tiempo, escribir sin un reloj en la mano, contar cosas con una sonrisa y soñar a ratos que soy feliz.

Me gusta inventarme mundos en los que no vivo, dibujar sus personajes con letras y jugar a verlos y a que los vean.

Me gusta el olor de los melocotones, los plátanos verdes, las naranjas recién cortadas y tu aliento cuando vienes a la cama.

No me gustan las historias que no tienen final feliz. Me recuerdan demasiado a la vida…


Uf…ya está. Lo siguiente será leer y dar por terminado el primer día. Seré capaz, lo sé, voy a APRENDER y a disfrutarlo entre amigos.

Brindaré por ello, en el bar de la esquina me ofrecen una cerveza helada: es un buen comienzo.
Si quieres llevarte bien con las hadas, no copies textos sin permiso.
Diseño de Joaquín Bernal • Ilustración de Sara Fernández Free counter and web stats