Sábado entre libros
Madrid ha amanecido con la cara lavada.La primavera, que no termina de llegar. Sales de casa con chaqueta, pasas calor, cargas con ella, vuelves a tener frío y terminas sentado en una terraza, aprovechando unos rayos de sol, estornudando.
Pero el tiempo está como nuestra cabeza y además, coincide con la Feria del Libro.
Así que aparcas la pereza, compruebas que llevas dinero en el bolso, y te subes dando un paseo por la calle Alcalá a ver qué te depara la mañana del sábado.
Huele bien, a césped recién cortado. Y a flores. Están por todos sitios. Siempre te ha gustado este parque. Recuerdas las veces que has venido y sonríes. Un viejo toca la trompeta sentado junto a un árbol. Quieres hacerle una foto.
Algunas casetas aún no han abierto, pero ya hay gente con ganas de curiosear.
Al principio, de Ministerios, información y autoayuda. Nada interesante. Las manos siguen vacías. Un café, aunque sea en vaso de plástico. Y unas risas, porque no coinciden tus gustos con quien te acompaña, por más que los años y los regalos se empeñen en lo contrario. Gracias, en cualquier caso. Sigue intentándolo. Y estando ahí.
Va saliendo el sol a la misma velocidad que la gente. Empieza a haber colas y te agobias. Miras el reloj, hora de irse.
Otro año más y otra sonrisa para el balance. Has tenido lo que querías, incluído un rato de charla con uno de tus autores favoritos, al que le agradeces tus ganas de escribir y le cuentas cómo coincidiste con él hace años. Te regala un guiño. Las manos no pueden ya con tanta bolsa.
Mejor no echar cuentas del dinero gastado. Hasta un libro con olores y tufos. No se puede pedir más. Bueno sí, una caña, si es que te quedan monedas para pagarla.
2 comentarios:
Veo que tú si que te acercaste, y veo que volviste bien cargada. Eso sí me da envidia ... me pilla muy lejos Madrid, paso demasiado tiempo ahora entre sus calles y el fin de semana lo dediqué a mis montañas. Pero me acercaré.
Mi escritor favorito ya no me puede dedicar libros, tengo que buscarme otro. Estaba Manuel Vicent?
El libro de olores y tufos está en la estantería de mi peque.
Oye, a la caña invito yo.
Hache, te recomiendo entonces el del olor a chocolate. Siempre mejor que los pies de los trolls. ;-)
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