Despertar entre letras
Caía el sol de la tarde y bajo aquel ciruelo que tantos secretos guardaba, quiso plasmar sobre el papel todas las ideas, que, agitadas, ebullían en su cabeza sin dejarle dormir.
Pensó en cómo darles forma a sus sentimientos e intentó convertirlos en palabras, pero se agolpaban unos y otras y no lograba ponerlos en orden.
El trino de un pájaro cercano le hizo olvidar durante unos momentos su objetivo y se dejó llevar, con los ojos cerrados, al mar de sus recuerdos. Casi podía oler el salitre de su primer paseo por la Concha, su primer beso, las fiestas nocturnas, los amigos.
Pensó en cómo darles forma a sus sentimientos e intentó convertirlos en palabras, pero se agolpaban unos y otras y no lograba ponerlos en orden.
El trino de un pájaro cercano le hizo olvidar durante unos momentos su objetivo y se dejó llevar, con los ojos cerrados, al mar de sus recuerdos. Casi podía oler el salitre de su primer paseo por la Concha, su primer beso, las fiestas nocturnas, los amigos.
Buceó en paisajes que apenas alcanzaba su memoria y descubrió recovecos en los que hasta entonces no habí reparado. Sintió la calidez de una mano amiga que le conducía por aquellos hermosos lugares, pero cuando más a gusto se encontraba, fue arrastrado de nuevo a la superficie y el canto del pájaro le devolvió a otra dimensión de la que había escapado. Abrió los ojos. Estaba solo, casi dormido, pero su mano, mojada, aún conservaba calor... Dudó unos instantes y, sin saber muy bien si se trataba sólo de un sueño, cogió de nuevo la pluma y comenzó a escribir.
Al cabo de un rato, intentando oir en su silencio palabras que no había escrito, se incorporó y leyó varias veces la página que estaba haciendo, pero no podía seguir escribiendo porque entre las líneas se adivinaba un poso de tristeza que comenzaba a invadirle por dentro...
Intentó descubrir el motivo, y se hizo preguntas que no tuvieron respuesta. Sólo tenía ganas de viajar, y tuvo la certeza de que algo había cambiado.
El fin de semana tocaba a su fin. Mañana no podría despertarse y pasear de nuevo por la orilla del mar.
Decidió pasar página y compartir su relato con alguien. Hablaba de un viaje recién iniciado sin rumbo fijo, de días intensos a pesar del cansancio.
Cerró su libreta y se alejó del viejo ciruelo mientras planeaba cuándo hacer las maletas para el próximo viaje.
Al cabo de un rato, intentando oir en su silencio palabras que no había escrito, se incorporó y leyó varias veces la página que estaba haciendo, pero no podía seguir escribiendo porque entre las líneas se adivinaba un poso de tristeza que comenzaba a invadirle por dentro...
Intentó descubrir el motivo, y se hizo preguntas que no tuvieron respuesta. Sólo tenía ganas de viajar, y tuvo la certeza de que algo había cambiado.
El fin de semana tocaba a su fin. Mañana no podría despertarse y pasear de nuevo por la orilla del mar.
Decidió pasar página y compartir su relato con alguien. Hablaba de un viaje recién iniciado sin rumbo fijo, de días intensos a pesar del cansancio.
Cerró su libreta y se alejó del viejo ciruelo mientras planeaba cuándo hacer las maletas para el próximo viaje.
3 comentarios:
¿Puedo criticar? ¿Puedo? ¿Puedo? :-)
Es groma, que me gusta mucho pero no me convencen los puntos suspensivos, como si todo el texto se quedara a medias.
Besitos
Chiki
uff, para álguien tan obtuso como yo es un poco... denso?, lo he leído un par de veces y.., en fín que me cuesta. Un beso
Maraña, tienes razón, pero creo que ahora, sin suspense, está un poquito mejor. Es largo el camino, pero me gusta aprender y compartir.Gracias por estar ahí
Anónimo: me quedo con el beso
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