Entre cuadernos

El último beso

Y en el momento en que se lo dio, desapareció.

Raquel no estaba dispuesta a que la viera derrumbarse y salió corriendo hacia la escalera. En el descansillo, apoyada en la pared, fue dejándose caer y, escondiendo la cabeza entre las rodillas, se echó a llorar. Hasta entonces no se había permitido hacerlo, pero ya no podía fingirse la fuerte.

Andrés ya no era el que estaba allí., ni siquiera la conocía y no iba a seguir dándole la mano a un fantasma que se había quedado con su cuerpo. Sabía que sería la última vez, por eso le susurró al oído que le dejara marcharse, que él no estaba allí. Andrés siguió mirando al infinito, pero una lágrima le resbaló por la mejilla mientras le besaba.

Al entrar en casa sonó el teléfono. Otra vez el hospital. Raquel no dijo nada, ya no le quedaban lágrimas para despedirse.

Lo esbozó Ana a las 13:01