Sabina
A veces te levantas con ojeras después de haber dormido mal y crees que el día se empeña en hacerte la puñeta.
Quieres respirar hondo, perderte entre gente que no sepa si tu cara es siempre así o si algo te preocupa. O sencillamente, entre gente que no te mire.
Otras, la casualidad se empeña en robarte una sonrisa y borrar tu mala cara, aunque sea por un minuto.
Y tú, que habías dado por finalizadas tus visitas a la Feria del libro, te encuentras ante un Maestro (sólo conoces a dos y se llaman igual), ante alguien que te apasiona, así, sin pensarlo. Entonces decides que no es para tanto, que siempre hay razones, que las nubes hasta tienen su gracia y que tus coletas no te quedan mal y no vas a cortarlas. Aún no.
Piensas en esta feria, en los paseos que has compartido, en los regalos que te ha hecho y que te ha dejado hacer. Sonríes imaginando la cara de alguien que también ha estado contigo sin saltar ningún abismo. Vuelves a casa. Es buen día. Otro buen día. Por qué no.
6 comentarios:
Otro buen día ... suena bien.
Yo daría mis coletas por haber compartido ese momento.
:) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :) :)
Alguien dice que cuesta poco hacerme feliz...El próximo subidón, juntas. Por cierto, Noviembre, cierra la boca, que pareces un anuncio de dentrífico. Como dice el Maestro, con todos los besos.
¿Y te dejó en mitad de la calle?
fíjate, si el maestro sonríe hasta firmando autógrafos, jeje, lo siento, me gusta pero tengo alguna cosilla por ahí que...
Fontana, la próxima vez, le invito a unas cañas...si se deja. Me regaló una sonrisa y en su dedicatoria, todos los besos, tampoco hay que abusar.
Anónimo, la sonrisa es por lo que lleva en la mano.
Besitos
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