Por si acaso
Te felicité y me miraste con los ojos muy abiertos arqueando una ceja.
– Sí, ya sé que no es tu cumpleaños –te dije-, pero en un mes como este, hace mucho mucho tiempo, nos conocimos y me regalaste una sonrisa y la llave maestra de tus pensamientos.
– ¡Ah! ¿sí? No recordaba si fue en abril, o en junio, o en agosto…ya sabes que no soy de fechas cuando tengo una vida por delante.
– Da igual. Ninguno de los dos hemos contabilizado las letras de las canciones que aprendimos juntos, ni los libros, las fotografías, los cafés, los sueños, las risas y los proyectos.
– Tengo buena memoria, no creas.
Abrí tu mano antes de despedirme. La pasé por mi cara y te sonreí. Luego te devolví tu llave y antes de alejarme te susurré: –toma, tal vez la necesites.
2 comentarios:
Nunca se sabe qué puede suceder... Y lo reflejas de maravilla con pocas palabras.
Sigues en racha!!!!!
Besosss
¡¡esos dedos!!
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