14 febrero 2010

Recuerdos


Madrugué, como casi todos los días.
Toda la semana odiando el despertador y resulta que cuando no suena me despierto a la misma hora. Me acurruco en el sofá y me echo una manta por encima. Aún no hay luz en la calle y en casa todo está en silencio. Puedo dormir un rato aún. Sobre la mesa, un álbum de fotos que alguien debió sacar por la noche. Lo abro. Aún tiene polvo sobre el lomo, señal de que no somos dados a los recuerdos. Empiezo a pasar las páginas, despacio, como si me diera miedo encontrarme con miradas que me despierten del todo. Hay sonrisas, cambios, disfraces, momentos, verdades y mentiras, personas que fueron parte de algo y otras que mejor que no lo hubieran sido nunca. Es vida escondida detrás de un papel celofán, pegada a letras de colores. Cierro el álbum y lo coloco de nuevo en el estante, me pongo un café y enciendo el ordenador. Es hora de escribir otro día, de seguir. Y a veces es mejor dejar que algunas cosas acumulen polvo. Ya no tengo sueño.

2 comentarios:

Blogger Maria Coca ha dicho...

Siempre se acumulan los fantasmas junto a las fotos. Es cierto. Y lo mejor es como tú dices: vivir el presente.

Un besote.

16 de febrero de 2010, 15:26  
Blogger Miguel ha dicho...

Muchas veces los recuerdos te impiden continuar en la vida.

Un besote

Miguel

16 de abril de 2010, 23:00  

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