01 julio 2008

Sorteo




Una pulga.

Ni más ni menos. De entre todas las criaturas en las que me podría haber reencarnado, me tenía que tocar precisamente ésta, con la alergia que me ha dado siempre el pelo largo.

No podía ser un delfín, o un águila, no. Ni siquiera el pirata de Sabina, con su pata de palo y su bandera.

Tenía que ser una pulga.

Desde luego, quien quiera que sea el del reparto de papeles ha tenido mala idea conmigo, como si no me conociera. En este sorteo debí comprar pocas papeletas.

Y ahora, una vida esperando, dure lo que dure. No me queda otra.

Los recuerdos de mi etapa anterior se irán borrando, desaparecerán como el cuaderno en el que los anotaba y que mi hermana deslizó en mi bolsillo justo cuando me iban a incinerar. Apenas sé ya cómo era su cara.

Dos segundos de memoria justo cuando muerdo la piel de mi perro como si fuera una cerveza fría y después, nada. Él se rasca fuerte con la pata y yo salto junto a su oreja para susurrarle quién soy y pedirle perdón por el bocado. Después se calla, mira para todos los lados y corre a esconderse bajo la mesa que hay junto al sofá o se acerca a los niños buscando una caricia.

No quiero saltar al escote de la Chelito, ni esconderme bajo el microscopio de algún listillo que me acabe haciendo vudú en la barriga. Prefiero seguir aquí agarrada y acostumbrarme a esta nueva dimensión sin pensar en lo que me hubiera gustado ser.

A lo mejor termino saltando de alegría en vez de hacerlo para esconderme. Y seré una aventurera, eso no me lo quita nadie.

Dos segundos para empezar a olvidar.

Lo que menos me gusta es este olor fuerte que lo impregna todo desde hace unos días. No sé si será el collar que le han puesto al perro, pero cuando echa a andar me trago un tufo que me ahoga y me hace verlo todo borroso. Entonces se mezclan las imágenes y me entra miedo.

No quiero caerme a la alfombra y que me trague ese aparato con el que la limpian que hace tanto ruido. Ahora soy pequeña, pero voy donde quiero.

Otro bocado para quitar el mareo y a esconderme detrás de la oreja. Más recuerdos.

Ya no hay tristeza. Una vida por delante para succionar a los que me quitaron algo de la mía, para verles desde este lado, para viajar.

Aunque ya no pueda escribirlo.

5 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

y lo de la pulga se te ha ocurrido a ti sóla !!!, ni a mi se me hubiera ocurrido una reencarnación mejor. jeje

2 de julio de 2008, 11:04  
Blogger Hache ha dicho...

Veo que la pulga cobró forma, y de que manera. Ay, creo que no voy a creer en la reencarnación. ¿pulga? Claro, es que no se puede elegir.

3 de julio de 2008, 9:24  
Blogger Vlad ha dicho...

La vida sigue siendo una carrera contra el tiempo que intentamos aprovechar al máximo, pero que no sabemos cuando termina

3 de julio de 2008, 18:07  
Blogger Imagine Photographers ha dicho...

MMmmm...no se como te habras portado en la otra vida para reencarnarte en pulga, aquí tenemos muchos animalitos por si te interesa un cambio de aires:)
saludos

7 de julio de 2008, 0:22  
Blogger Maria Coca ha dicho...

Me parece un texto fabuloso. Original y plagado de ironía. Felicidades.

7 de julio de 2008, 17:37  

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